Joachim Kroll: ‘El caníbal de Ruhr’
Nacido en Hindenburg, Alemania, el 17 de abril de 1933, Joachim Georg Kroll nunca aprendió a leer ni a escribir. Su padre, fallecido en extrañas circunstancias cuando el tan solo era un adolescente, llevó a Joachim a perder todo contacto con sus cinco hermanos y toda la familia. Nunca se comprenderá, por qué un hombre de estatura media, común y corriente se convertiría en uno de los mayores asesinos en serie y caníbales de la Alemania de 1930.
Durante 1955, y a la edad de 22 años, Joachim empezó a acechar a su primera victima. Imgard Strehl, de 19 años fue estrangulada y violada, un destino que correrían las siguientes victimas de ‘El caníbal de Ruhr’. El cadáver de Imgard Strehl fue encontrado en un granero de Lüdinghausen. Durante los siguientes cuatro años, los impulsos de Joachim de asesinar y violar a gente desconocida permanecieron latentes y se mantuvo sereno durante muy poco tiempo antes de que volviera a la carga a por más victimas.
Gusto por la carne humana
Duisburg-Bruckhausen, región de Ruhr, Alemania © 2014 Hilla Becher
No fue hasta la segunda y tercera victima cuando empezó a sentir devoción por la carne humana. Klara Tesmer, de 24 años y Manuela Knoot, de 16, fueron las siguientes en ser estranguladas, violadas y fueron un banquete ‘especial’ para el asesino que no dudó en comerse los muslos y los hombros. Cuando se encontró los cadáveres en un bosque cercano a la localidad, la policía quedó horrorizada ante tal expectación.
En el año 1962, Joachim volvió a actuar en la región de Bruckhausen y su victima fue Petra Giesse, de tan solo 13 años de edad, siguiendo sus rituales: estrangulamiento, violación y canibalismo. Dos meses después, Monika Tafel fue una de sus otras victimas, con solo 12 años correría la misma suerte que Petra. Dos hombres del pueblo, supuestamente ajenos a los asesinatos fueron arrestados, declarados culpables y encarcelados ante la ineficacia de las autoridades en atrapar al verdadero asesino en serie.
Vinzenz Kuehn, conocido por abusar de menores, pasó seis años en prisión por el supuesto asesinato de Petra Giese, además, Walter Quicker, también condenado por abuso a menores, aunque lo negara, fue declarado sospechoso del asesinato de Monika Tafel. Al no existir prueba alguna en su contra, finalmente fue liberado sin cargos. Meses después, Walter Quicker se quitaría la vida en el mismo bosque donde se había encontrado el cadáver de Monika Tefel, la tercera victima de Joaquim.
Pero no pasarían más de tres años después hasta que Joachim volviera a las andadas. Buscando en la localidad de Grossenbaum una nueva victima se topo con una pareja, que había aparcado el coche en un ‘callejón del amor’, donde las parejas se reunían para pasar un rato relajado. Hermann Schmitz y su novia, Marion Veen, se estaban besando en los asientos delanteros de su automóvil cuando Joachim se puso delante del vehículo a moverse de una forma anormal, haciendo creer a la pareja tener algún tipo de problema, Schimtz salio del vehículo para ver que le pasaba al hombre, Joachim saco un cuchillo del bolsillo y sin mediar palabra apuñaló al chico durante varias veces en el pecho.
La chica entendido lo que estaba pasando y rápidamente paso al asiento del conductor para poner en marcha el vehículo y atropellar al asesino, pero en el ultimo momento Joachim logro esquivar la embestida con el automóvil, desapareciendo en la oscuridad de la noche. Marion, empezó a tocar la bocina del vehículo para intentar llamar la atención y pedir ayuda. Mientras tanto, y después del peligro, corrió hasta Hermann, que yacía en un charco de sangre, ya no había nada que hacer, estaba muerto.
Úrsula Rohling, de 20 años sería su siguiente en una larga lista de victimas. En septiembre de 1966, ‘El caníbal de Ruhr’ la asesino y violo, las autoridades sospecharon en su pareja, Adol Schickel, la última persona en verla con vida. Arrestado al poco tiempo del asesinato, pero debido a las faltas de pruebas, fue puesto en libertad. Varios meses después, Adolf, harto de que los vecinos del pueblo, familia y amigos le acusaran y estuvieran convencidos del asesinato que el no había cometido, llenó sus bolsillos de piedras y se tiró desde el puente del río.
Durante los siguientes años, Joachim no paro de asesinar y violar, entre ellas, Ilona, una niña de cinco años, de Bredeney, consiguiendo que se subiera con el a un tren. De camino a su destino, y al cabo de varios kilómetros, ambos bajaron de los vagones, Joachim la llevó a un lugar apartado para estrangularla y violarla, arrancando partes de su cuerpo para guardarlas cómo ‘trofeo’. A Joachum no le importaba ya la edad de sus victimas, en un momento transitorio de locura menta, llamo a la puerta de una casa al azar, cuando Maria Hettgen, de 61 años le abrió la puerta se abalanzó hacia ella apuñalando hasta la muerte. Poco después, Jutta Rahn, de 13 años, sufriría la misma suerte que la sexagenaria fallecida.
Las autoridades sospecharon de un hombre llamado Peter Schay, la policía ya estaba investigando sobre varios presuntos delitos, la policía pensaba que era artífice al tener el mismo grupo sanguíneo que las victimas. Pero otra vez, al no existir pruebas de haber participado en los asesinatos, lo dejaron libre.
El fin de ‘El Canibal de Ruhr’
Joachim se trasladaría a Laar, Alemania Occidental, donde sería la última vez que actuaria.
Oscar Muller, acudió al piso de un vecino del edificio donde estaba Joachim instalado, con la intención de arreglar el inodoro, ya que este estaba atascado. Se quedó de piedra al ver en él flotando pequeños trozos humanos. Oscar Muller salió del edificio y rápidamente llamó a las autoridades, en minutos acudieron varios policías, la rapidez al acudir era por que esa misma mañana había desaparecido Monika Kettner, una niña de cuatro años que estaba jugando en el parque de la zona. Varios agentes acompañaron a Oscar para ver el inodoro en compañía de varios superiores policiales que no dudarían en abrir una investigación en el edificio.
El grupo de investigadores acudió a uno de los vecinos de Oscar, Joachim Kroll, para registrar, como el de todos los vecinos su piso. Durante el registro encontraron trozos humanos. Dentro del congelador, habían más trozos de carne humana sin identificar y bien empaquetados. Joachim era consciente en todo momento, de que sus 21 años de asesinatos y violaciones iban a llegar a su final. Confesó todos y cada uno de los asesinatos que intentaba recordar.
Joachim mostrando en la escena del crimen como mataba a su víctimas © WAZ FotoPool
Miedo, miedo y odio es lo que siento cuando he leído esto…
no entiendo como el ser humano puede desarrollar este tipo de instinto me da asco pensar que existió y que todavía ay gente así uuufff una historia verdaderamente impresionante leer la vida de un hombre que mato violo y se comió a sus victimas woo interesante historia
fuaaa las cosas que uno no sabe jeje gracias 😀 me enganche
Que loco y enfermo!! Seguro se debe estar pudriendo en el infierno!!